Hay reconocimientos que nos hacen especial ilusión. El Premio Esteva 2025, otorgado por la Asociación de Amigos de Sarnago, es uno de ellos. Este pequeño pueblo soriano, que llegó a quedarse sin vecinos y hoy cuenta con dos personas empadronadas, se ha convertido en un símbolo de resistencia frente a la despoblación y en un referente para quienes luchamos por mantener vivo el mundo rural.
El pasado lunes viajamos hasta Sarnago para recoger con orgullo este galardón y descubrir de cerca cómo, gracias a la tenacidad de sus descendientes, Sarnago sigue vivo. Desde su fundación en 1980, la Asociación de Amigos de Sarnago ha logrado recuperar tradiciones como la de las Móndidas, ha creado una colección etnográfica abierta los 365 días del año, ha rehabilitado varios edificios, edita una revista cultural completísima y cada verano suma más actos a su Semana Cultural, que se celebra en estas fechas.
Todo ello constituye un esfuerzo colectivo que tiene por objetivo ganarle la batalla al tiempo y a la memoria. Es por eso que el Premio Esteva nos emociona: porque lo concede una entidad que sabe de buena mano el esfuerzo que implica trabajar no solo por el medio rural, sino desde el medio rural.
Premio Esteva, un reconocimiento con mucho simbolismo
El Premio Esteva se entrega anualmente durante la Semana Cultural de Sarnago a proyectos e iniciativas que destacan por su compromiso con el mundo rural. En su segunda edición, la Junta de la Asociación ha valorado especialmente nuestro enfoque integral y replicable, que combina la recuperación del patrimonio natural, la innovación social, la economía circular y la educación ambiental. En este caso, la encargada de recoger el premio fue nuestra compañera Teresa Sancho, responsable del Equipo de Gestión de Apadrinaunolivo.org.
La distinción incluye una pieza muy especial: una recreación artesanal de un arado romano, realizada por el artista local Juan Ridruejo, símbolo del esfuerzo de tantas generaciones.




Once años sembrando futuro
Desde 2014, en Apadrinaunolivo.org trabajamos con un objetivo muy claro: recuperar los más de 100.000 olivos abandonados en Oliete y su entorno. Once años después, gracias al apoyo de más de 9.000 madrinas y padrinos de 28 países, hemos conseguido devolver a la vida 26.000 olivos, generar más de 40 empleos directos, mantener abierta la escuela rural, reabrir la conservera de Alacón, inaugurar nuestra propia almazara y lanzar el Centro Despertadores Rurales Inteligentes, un espacio referente para el emprendimiento en el medio rural.
Este galardón es un reconocimiento compartido con cada madrina, padrino, cedente, voluntario y trabajador que forma parte de Apadrinaunolivo.org. Porque sin todas esas manos y corazones, la labor que llevamos a cabo no sería posible.
Gracias a la Asociación Amigos de Sarnago por su incansable labor y por inspirarnos con su ejemplo. De este bonito pueblo nos fuimos con el Premio Esteva y, lo que es más importante si cabe, con el convencimiento de que el futuro del medio rural no está escrito, sino que lo escribimos cada día entre todos.