La llegada del verano trae muchas cosas consigo hasta Oliete. Una de ellas es el calor típico de los meses centrales del año que, sin duda, deja notarse en esta localidad turolense. Durante los días de verano la luz cae intensa sobre los campos, el despliegue de insectos y demás seres vivos que habitan el olivar marcan el ritmo de las tardes y el aire seco recorre los bancales que durante siglos han alimentado la zona. Sin embargo, con la llegada del calor también se intensifica una preocupación que crece año tras año: el riesgo de incendios forestales.
Durante los meses de julio y agosto, las temperaturas en la zona superan habitualmente los 35 ºC. A pesar de que hemos vivido una primavera generosa en cuanto a lluvia, la escasez de precipitaciones durante los meses de verano da lugar a un terreno seco y frágil. Estas condiciones elevan significativamente el peligro de fuego en nuestros montes, campos y olivares.
La realidad del medio rural nos recuerda que el campo es frágil. El olivar tradicional, que es parte esencial del paisaje y del proyecto de Apadrinaunolivo.org, convive con zonas otras zonas de monte que, en época estival, se convierten en superficies especialmente sensibles a las llamas. Cualquier imprevisto o descuido puede desencadenar consecuencias devastadoras.
Por eso, la prevención es, más que nunca, una herramienta imprescindible. En Apadrinaunolivo.org trabajamos desde hace años por el mantenimiento del territorio a través de la recuperación del olivar abandonado, repercutiendo esto también de forma positiva en la prevención de incendios forestales. Acciones diarias como la limpieza de sendas, la poda responsable y la eliminación de maleza y restos orgánicos en zonas clave marcan una gran diferencia.
Concienciar, clave en la prevención
Más allá de las labores del campo, también es esencial la concienciación colectiva. Evitar quemas descontroladas, atender a los avisos y alertas oficiales, no abandonar objetos de cristal ni colillas en la naturaleza, y extremar la precaución en días de viento o altas temperaturas forma parte del compromiso que intentamos inculcar a quienes visitan Oliete y su entorno.
Cuando hablamos de proteger el entorno, hablamos también de proteger un modelo de vida, un paisaje cargado de historia y un ecosistema que da sustento a múltiples especies y a futuras generaciones. Y es que cada olivo, cada bancal y cada decisión responsable suma en la lucha contra los incendios.
En un verano donde el calor aprieta y la naturaleza nos recuerda su fragilidad, cuidar del entorno es también una forma de celebrar lo que somos. Oliete, como tantos otros pueblos, resiste gracias a quienes creen que el futuro pasa por volver a mirar a la tierra con respeto y compromiso. Solo cuidando lo que tenemos podremos seguir disfrutándolo en el mañana.