Muro de piedra seca junto a un olivo en Oliete./ M.R.
APADRINA VIVE

Revitalizando la técnica de la piedra seca en Oliete

Antaño, los muros se construían sin argamasa ni mortero. Era todo cuestión de ingenio, de imaginación edificadora. Los ‘pareteros’ o ‘pareadores’ eran albañiles con mente de arquitecto y alma de artesano. Dotados sólo de intuición, encajaban una roca tras otra hasta poder armonizar naturalmente un muro de piedra seca calculado a base de talento.

Milenios han pasado; el oficio y su método, desplazados. ¿Deberíamos culparnos por crear soluciones más prácticas? No. Lo imperdonable es el olvido. Conviene recordar la máxima de Eugenio d’Ors: “Todo lo que no es tradición, es plagio”. Y es que lo fácil del presente no se entiende sin lo difícil del pasado.

En Apadrinaunolivo.org somos conscientes de ello, y mientras regeneramos olivos centenarios, también reconstruimos muros ancestrales. Nuestros trabajadores de campo, cuando el olivar lo necesita, tienen la misión de restaurar los muros de piedra seca en Oliete. Con esto, evitan la erosión, moderan el viento y regulan el paso del agua; permitiendo un suelo más gentil. En otras palabras, los muros cuidan el olivo, y el olivo, agradecido, regala su corazón destilado; uno de los mejores Aceites de Oliva Virgen Extra del Bajo Aragón

Patrimonio de la humanidad

Desde 2018, la técnica es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad según la UNESCO. Primero, por su peso histórico: en el caso de nuestra provincia, son más de 8.000 años usando el método. Y segundo, por su complejidad: “requiere una comprensión innata de la geometría y la física”, argumenta el organismo cultural de la ONU. 

Pero además de historia y habilidad, condensa cultura. La técnica traza un hilo conductor entre generaciones, una identidad materializada que, por falta de memoria, podría desaparecer.

Javier Ibáñez Gonzáles, autor del libro ‘La piedra seca en la provincia de Teruel’, nos cuenta: “En esta zona había auténticos profesionales dedicados a la práctica, pero también se hacía colaborativamente, se juntaban las familias y se fortalecía la comunidad”. De la piedra seca, entonces, brotaba tejido social. 

Las construcciones en Oliete

Oliete, al igual que otras localidades turolenses como la Iglesuela del Cid, tiene numerosos ejemplos de construcciones de piedra seca, como las murallas del Poblado Ibérico El Cabezo de San Pedro. Tristemente, se ha perdido algo crucial: los expertos. Alberto Miguel, trabajador de Apadrinaunolivo.org, aprendió el método con un maestro cantero en Castellón, pero “la gente que dominaba esta técnica en Oliete ya ha fallecido”, asegura Alfredo Andreu Alquézar , investigador del pueblo.

Lo que más abunda son casetas, eras empedradas, muros y parideras. «Forman parte de nuestro paisaje y patrimonio». Andreu propone que en Oliete se hagan estudios de utilidad y jornadas de divulgación sobre la práctica. Podrían replicarse ejemplos como el de Torrecilla de Alcañiz, sede de la asociación ‘Amigos de la piedra seca del Mezquín’, quienes tienen el objetivo de rescatar las 70 construcciones que existen en su zona.

Hablamos con el presidente de la asociación, Javier Melilla. Nos cuenta que, por fortuna, entre sus filas tiene a dos ‘pareadores’ que conservan la práctica de sus antepasados, sin embargo, comenta con impotencia: “la técnica es una gran desconocida en Aragón”.

Advierte que en Baleares, Valencia y Cataluña, hay fundaciones dedicadas al tema desde hace más de 30 años. “Incluso en La Fatarella hay una empresa dedicada solo a la piedra seca… y tienen mucha faena”. En Francia, recuerda Melilla, la protección es aún más intensa: existe una titulación específica para los profesionales ‘pareadores’.

Y es que el método merece reivindicación. Forma parte de ese proceso natural que Unamuno denominaba “el sedimento de las verdades eternas”. Desde Apadrinaunolivo.org lo tenemos claro: mientras sigamos recuperando olivos, seguiremos reconstruyendo muros de piedra seca; haciendo pueblo.

Miguel Ángel Roca Durán
Periodista colaborador de Apadrinaunolivo.org

Deja un comentario